lunes, 15 de abril de 2013

Budapest II


Budapest es un diamante, un diamante en bruto sin pulir y que sólo si lo miras con atención consigues apreciar toda su belleza y valor. Es la gran ciudad olvidada de Europa, lo tiene todo y sin embargo siempre está relacionada con Praga o Viena, como si por ella misma no fuese capaz de destacar.

 A mí me parece una gran injusticia para esta espectacular ciudad tratarla como la “hermana fea de la novela”, no es justo y ni tan siquiera creo que tenga nada que envidiar a mi adorada París, la arquitectura de Budapest es espectacular tanto como la capital francesa, pero sin la Torre Eiffel para compensar eso a cambio Budapest tiene el Danubio, el Castillo Real, los baños Széchenyi, cafés preciosos, unos precios más que sugerentes y un aíre bucólico que lo rodea todo.

Budapest sigue teniendo ese toque humilde de las pequeñas ciudades atrapadas dentro de grandes imperios. Maltratada por todos, conserva el aire bohemio y decadente de los años 20 y ese espíritu comunista, la mezcla ha resultado y han logrado lo que parecía una fusión imposible. Es una piedra preciosa dispuesta a ser pulida y el día en que esta ciudad florezca,  lo hará en una explosión de color, estallará como fuegos artificiales de esos que nos dejan a todos con la boca abierta.