jueves, 12 de abril de 2012

Conclusión: el macho latino no existe

Es posible que alguien tenga dudas sobre mi género, la verdad es que después de leer el pasado domingo un interesante artículo sobre una tribu de Papua Nueva Guinea, si alguien no sabe donde está aclararle que se encuentra justo encima de Australia (apuesto que después de esta aclaración habrá alguno que todavía no sepa donde está Papua Nueva Guinea, pero sé que el 99% de la gente que conozco es lo suficientemente culta como para situar las islas de las que hablo), yo me siento “ser humano”. Bueno pues al grano, a lo que iba, resulta que después de leer un artículo sobre los hua, he descubierto que el género fluctúa dependiendo de la edad de cada ser humano.

Que el sexo y el género es un constructo cultural, ya lo sabía, así que no sólo nacer con un órgano reproductivo femenino te convierte en mujer/hembra/fémina, sino que es la sociedad donde nos criamos la que imprime en nosotros esa identidad de género. Por tanto yo en occidente soy mujer y tengo que actuar según el rol femenino.

En el S. XVIII, Rousseau escribió su famosa obra “Emilio, o de la educación”, que a parte de abordar temas filosóficos y políticos concernientes a la relación que mantiene el individuo con la sociedad, describe como ha de ser criado y comportarse un “caballero” (no olvidemos que cuando se escribió está obra la mujeres no eran consideradas ciudadanos y por tanto no tenían derechos como tal), si bien Rousseau (quien nos habla de cómo criar a un buen ciudadano, abandonó a sus hijos en un orfanato) dedica el quinto libro de su obra a la educación de las mujeres y a su rol en la sociedad. Un hombre debía de ser cuanto menos un “erudito” y una mujer a parte de ser “pasiva y débil era creada/criada y educada para complacer al hombre”. Puede que suene lejano y que todos pensemos que esta idea es obsoleta y pasada de moda, pero no hay que olvidar que fue en la ilustración donde se establecieron los principios fundamentales de nuestra sociedad actual.

Whatever, regresemos a los hua, para cualquier occidental lo normal es percibir las categorías macho-hembra como algo fijo, sin embargo en esta tribu es considerado como algo fluctuante, resultante de la transferencias entre los seres humanos de “nu” (lo que viene siendo la esencia vital que existe de forma limitada en una comunidad). El “nu” está más presente en seres humanos con órganos reproductivos femeninos que en los seres humanos con órganos reproductivos masculinos, sin embargo esta substancia también se encuentra, aunque en menor cantidad, en el semen. Meigs, nos aclara como se forma el género en esta sociedad : “Así los niños varones no iniciados, por su proximidad a los fluidos femeninos y su gran cantidad de nu son en gran medida femeninos, lo mismo ocurre con los varones ancianos a quienes sus mujeres han transmitido durante toda su vida fluidos femeninos, son como mujeres. Por el contrario, las mujeres postmenopáusicas que han tenido más de tres hij@s han transferido tantos fluidos que se las considera como hombres, hasta el punto que se las inicia formalmente y residen en la casa de los hombres”. Interesante ¿no os parece? Esto significa que existen culturas donde, el género no está vinculado a los genitales, que no es algo inmutable, sino que es algo dinámico, que cambia a lo largo del tiempo y fluctúa, pudiendo pasar de un género a otro y experimentar los dos géneros.

Así que sin más pretensión que hacer reflexionar un poco sobre esta historia a quien tenga el bien de haberla leido me despido y me declaro oficialmente “ser humano”.



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