sábado, 26 de diciembre de 2009

Paris, je te rêve encore

No sé la razón por la cuál me he puesto hace un rato a pensar en París... oui c'est vrai, je dois l'admettre “Paris je te rêve encore”. Todavía pienso en París y se me pone la piel de gallina y creo que es un sentimiento que arrastraré toda mi vida. Ya no tengo la misma sensación que tenía al de pocos días de regresar, eso se fue pasando ya no lloró porque me acuerdo de sus calles, de sus colores, de la gente que conocí allí, eso ya se fue pasando. Ahora sueño con volver cada día, no a todas horas pero sí cuando pierdo el tiempo no haciendo nada.

Llegué arrastrando una maleta que pesaba 23 kilos (las azafatas hicieron la vista gorda) y me marché viendo rodar unas ruedas de maletas por el aeropuerto Orly Oeste... estoy convencida de que esa maleta la rompimos Sergio y yo al intentar sacar de un apuro a su propietaria, según Sergio esa maleta estaba sentenciada desde que llegó a París y en ningún caso fue producto de nuestra acción sobre ella lo que provocó el fatal desenlace que vivió al salir de la lanzadera del metro.

De camino a mi residencia el día que llegué me perdí, mientras Contador ganaba el Tour en los Campos Eliseos. Parecía casi imposible que llegase, mi avión se golpeó el fuselaje en Bilbao y tuvimos que desembarcar y consecuencia de ésto, perdí mi vuelo de conexión en la T4 de Barajas. En el avión me dijeron que tenía que buscar a los “chaquetas rojas” (no, no es la policía montada del Canada) son una gente de Iberia que están en los aeropuertos que por lo que se ven se deben de encargar de toda la gente perdida como yo... y tuve suerte en 20 minutos salía el próximo vuelo a París, así que tenía que darme prisa porque era necesario que recorriese todo el aeropuerto para llegar a la puerta de embarque... “Uy no, vaya resulta que el avión ha salido de Londres con retraso debido a la lluvia así que va con una hora de atraso”. Bueno da igual lo importante es que llegue. Al menos cuando pisé el aeropuerto parisino aun se veía el sol, hacía calor y esa maldita maleta cargada de ropa pesaba como un muerto, si a ésto le sumamos, un libro de gramática francesa del tamaño del Quijote, un diccionario de francés y el portátil, recorrerme las lineas el metro de París se iba a convertir en un martirio. El trayecto que elegí para llegar a “Porte de Vincennes” desde Orly tampoco fue el más adecuado (lanzadera desde el aeropuerto- RER B- cambio en Denfert Rochéreau linea 6 hasta Nation- cambio linea 1 hasta Porte de Vincennes) y en Porte de Vincennes que empieza el show. Me pierdo, lo único bueno es que en París hay un montón de caballeros sueltos que se empeñaban en cargar con mi equipaje, le pregunto a un muchacho por la dirección y me dice que me tenía que haber bajado en la parada siguiente que él me acompañaba...es un decir porque me terminó perdiendo más y al final una muchacha de nombre Francoise (que no Françoise) de antepasados alemanes me puso en el buen camino y me acompaño hasta mi residencia mientras me amenizaba el camino contándome su vida y la de su familia (una chica maja). Llegué a la residencia 4 horas más tarde de lo que se esperaba, subí a mi “chambre” la numero 34, antes recorriendo aquel pasillo interminable, miré por la ventana vi una piscina y coloqué la ropa dentro del armario, me desnudé completamente y a la cama que el lunes prometía se un día largo a las 6.30 tenía que estar de pie para llegar a la primera clase que era a las 8 y lo que es peor, que tenía que recorrer París entero hasta el distrito 17 donde yo estudiaba...

Mi llegada a París fue caótica y todo apuntaba a que sería el peor verano de mi vida. Cuanto me confundí y me apresuré al hacer esa afirmación. Aun arrastro París a mis espaldas, aun espero un sms que me diga “Qdamos a las 16.15 en la salida del metro de la Plaza Victor Hugo” PARIS JE TE RÊVE ENCORE”





Os podéis poner en contacto conmigo, insultarme o lo que queráis en: Mi Twitter

1 comentario: